Wednesday 23 November 2011

CIENTO SIETE


-Oiga, ¿por qué tarda tanto en leerme la mano? 
-Porque está en un idioma extraño... 
-No sea tonta, oiga, que me está leyendo el guante.

CIENTO SEIS



-Su mano dice que morirá en un accidente horrible, aplastado por una grúa... 
-Exactamente así murió el tipo del que me trasplantaron la mano

CIENTO CINCO


-¿Payo, le leo la mano?
-Bueno. 
-Qué horror, aquí veo sangre, destrucción, huidas, noches matando... 
-¿Y qué esperaba? Soy un licántropo.

CIENTO CUATRO


«Si matases a alguien, cómo te desharías del muerto?». 
Él no respondió, se lió un cigarro, lo prendió y saboreó el aroma a hebras de cadáver.

Tuesday 22 November 2011

CIENTO TRES


Como venganza por abandonarla, ella le dio un beso en la calva y le dejó tatuado un código de barras que hacía saltar todos los escáneres.

CIENTO DOS


«Mamá, ¿dónde hay una pinza para cerrar la bolsa de las pinzas?, que es que está llena de pinzas y, si no la cierro, se salen...» (real)

CIENTO UNO


El fumador como dios manda aplaudió la derogación de la ley antitabaco. Sus células cancerosas del pulmón, aún sin detectar, también.

CIEN


Mientras penetraba en el túnel entre la vida y la muerte, antes de llegar a luz brillante, recordó que no había cancelado su cuenta de FB.

Monday 21 November 2011

NOVENTA Y NUEVE


«¿Me das un besito?». 
«Espera, déjame ver, que es que ya no distingo entre tú y tu cigarro. ¿Quién de los dos me habla?».

NOVENTA Y OCHO


La ejecutaron convencidos de que el odio de ella por el ajo era debido a su condición de vampira. Pero no, lo de ella era solo alergia al ajo.

NOVENTA Y SIETE


Aquella noche tuvo la peor pesadilla de su vida. Soñó que su hipoteca se acercaba a la cama, le daba un beso de buenas noches y lo arropaba.

NOVENTA Y SEIS


Para los indigentes que vivían en contenedores de basura, el ayuntamiento de la capital se inventó el impuesto de vivienda móvil reducida.

NOVENTA Y CINCO


El juez al-Huseyni castigó al científico que mostró una imagen de dos amebas haciendo arrumacos a 100 latigazos por inmoral y corruptor.

NOVENTA Y CUATRO


El lobo feroz no conseguía destruir la casita de ladrillos de los Tes Cerditos, por eso pidió al banco que desahuciase aquella casa hipotecada.

NOVENTA Y TRES


«Presidente, ¿cómo afrontará la crisis económica?». 
«Mire ušté, tenemoš una fórmula económica bašada en un šudoku caši mágico que...» 21.11.11

Saturday 19 November 2011

NOVENTA Y DOS

El pobre gnomo se arrepintió de haber servido de avalista a un humano con hipoteca. Le acababan de desahuciar su propia seta bajo el castaño.

NOVENTA Y UNO


Se mudó de casa porque ya no soportaba vivir consigo misma.

NOVENTA


«Eres el mejor tío que he conocido -le dijo ella emocionada- ¿De verdad ni eres homosexual ni estás casado?».
«Cierto», le respondió el alien.

OCHENTA Y NUEVE


Lo que más le jodió al naufragar era haberse quedado sin batería en el móvil sabiendo que en aquel islote había cobertura y wifi.

OCHENTA Y OCHO


«Dame un besito». 
«Se me han gastado», dijo la pequeña de 5 años. 
«Pues recarga los besos :-)». 
«Vale, pero tú me dejas tu Visa con el PIN».

OCHENTA Y SIETE


Ansiaba encontrar pareja. Anunciaba en los foros que quería cambiar de compañía telefónica. Así recibía llamadas de simpáticas operadoras.

OCHENTA Y SEIS


Solo se fiaba de su perro. Solo a él le contó su verdadera historia. El perro, cuando murió el amo, escribió toda la historia y la publicó.

OCHENTA Y CINCO


«Anda, tonto, róbame un beso...». 
«Mejor te hurto un beso, porque, si te lo robase, sería delito...»

OCHENTA Y CUATRO


El robot era tan perfecto, tan semejante a un auténtico humano, que cuando tenía que emitir gases, estos olían a flatulencias.

OCHENTA Y TRES


Lo conocían por SMS, no porque fuesen sus iniciales, sino porque su vida era tan simple que cabía toda en un SMS.

Friday 18 November 2011

OCHENTA Y DOS

«¿Sexo?». 
«Hermafrodita». 
«Venga, hombre, no me joda, vale ya de coñas». 
«Pero míreme, ¿no ve que soy una lombriz gigante?».

OCHENTA Y UNO


«¡Mamá, he descubierto que toda mi vida es una mentira!». 
«Pues aún no has descubierto lo peor, que ni te llamas Aldus, ni eres mi hijo».

Thursday 17 November 2011

OCHENTA


«Te voy a comer, qué piel tan deliciosa, salidita». 
«Huy, cómo me excitas... ¡UAH! ¿pero qué haces?». 
«Ya te lo he dicho: voy a comerte».

SETENTA Y NUEVE


«¿Qué haces tanto tiempo ahí en el baño?». 
«Pues no te lo vas a creer, pero en el váter se ve Telecinco». 
«Me lo creo, me lo creo...»

SETENTA Y OCHO


«Ten cuidado con el aspirador, que matarás a alguien». 
«Exagerao».
«Qué va, este aspirador atrapa igual los espíritus que la pelusa».

SETENTA Y SIETE


«Mamá, en el ropero hay un señor, una señora y un niño viviendo». 
«Joder, qué morro, si yo solo se lo alquilé a ella...»

SETENTA Y SEIS


«Y dígame, ¿qué fue lo que hizo que se enamorase de ella de esa manera?». 
«Su bigote, sí, sin duda fue su bigote».

SETENTA Y CINCO


«¿Solo un deseo? Cantar a las estrellas sin trabas durante una noche inacabable». 
Y el hada la colocó en el Polo Sur durante la noche polar.

SETENTA Y CUATRO


«Vaya, no sabía yo que en este país fuera un crimen comer magdalenas». «Comer magdalenas no, pero comer Magdalenas, sí, caballero».

SETENTA Y TRES


El reo se defendió de las acusaciones de zoofilia: 
«Yo amo a esa gallina y quiero casarme con ella... ¡Y sigue siendo virgen!»

SETENTA Y DOS



«Mi niño ha dicho hoy su primera palabra... Qué emoción». 
«¿Sí, ¿y qué ha dicho?». 
«Ha dicho "muuuu", como su padre».

SESENTA Y UNO


En medio de la gran ciudad, le llegó aquel olor a estiércol. Dulces recuerdos de infancia. Pero procedía de un coche. ¿Daría también leche?

SESENTA


Consiguió concentrar todo The Lord of the Rings en un solo SMS, pero pagó un elevado precio. Su móvil ahora se cree Frodo y es invisible.

Wednesday 16 November 2011

CINCUENTA Y NUEVE



«Nombre».
 «Ya se lo he dicho, agente, he sido víctima de un robo». 
«Ya, ¿pero cuál es su nombre?». 
«Precisamente, me han robado el nombre».

CINCUENTA Y OCHO


«¿Quiere sexo?». 
«Sí, por favor. Póngame kilo y medio, pero fresco. Y no me lo envuelva».

CINCUENTA Y SIETE



«Doctor, ¿qué tengo?». 
«Nada». 
«¡Sea sincero por una vez!». 
«Está bien, tiene usted cara de gilipollas».

CINCUENTA Y SEIS


«Soy objetor de conciencia». 
«¿Y contra qué objeta?». 
«Pues mire, contra mi propia conciencia, que es muy cruel, mire usté».

CINCUENTA Y CINCO


«¿Me quieres?». 
«Guau, guau...». 
«Cabronazo, cuando quieres, bien que sabes hablar como un humano».

CINCUENTA Y CUATRO


«¿Usted de verdad cree en la Democracia?». 
«Claaaaro, si hasta me acuesto con ella...».

CINCUENTA Y TRES


«Llevo toda la vida esperando este momento para decirte algo...». 
«Pues dímelo ya, viejo pendejo». 
«Este... ¡joder, se me ha olvidado!».

CINCUENTA Y DOS


«¿Te gustó la cena?». 
«Claro, nunca imaginé que se pudiera sacar tanto sabor a unos calcetines sucios».
«No eran calcetines, era mi tanga».

CINCUENTA Y UNO


«¿Mis libros favoritos? Los de dragones tontos, brujas despistadas, monstruos de los calcetines y princesas mamporreras». (Carolo, 46 años)

Tuesday 15 November 2011

CINCUENTA


Lo único que se le ocurrió para lavar su conciencia fue meter la cabeza en la lavadora. No funcionó, pero hizo vomitar a todas sus ideas.

CUARENTA Y NUEVE


Era un héroe condecorado, admirado por su pueblo. Por eso le jodió descubrir que era ciudadano del país vecino. Un error burocrático de nada.

CUARENTA Y OCHO


Amaba la vida, pero la vida no lo amaba a él. Por eso, nadie consideró su muerte un suicidio, sino un divorcio.

CUARENTA Y SIETE


No la había visto desde hacía años. La contempló. Sostenía como siempre el cigarro en la mano. Así no cabía duda de que las momias fumaban.

Monday 14 November 2011

CUARENTA Y SEIS


El juez no necesitó mucho tiempo en percibir que, efectivamente, él era un bígamo: estaba casado con su mujer y con su coche.

CUARENTA Y CINCO


Era el caso de engorde más extraño nunca visto. Era la única persona a la que le engordaban los agujeros de los dónuts.

CUARENTA Y CUATRO


«A veces... hablo con los muertos...». 
«¿Ah, sí? ¿Y qué te dicen?». 
«Nada, están muertos...»

Sunday 13 November 2011

CUARENTA Y TRES


Los problemas con su ordenador llegaron a ser tan inexplicables que ya no llamó más al técnico, sino a un exorcista informático.

CUARENTA Y DOS


Era incapaz de suicidarse, por eso intentaba morirse de asco o morirse de aburrimiento.

CUARENTA Y UNO


No entendía por qué le anulaban el voto cada vez que ejercía su derecho, y todo porque cada vez que votaba incluía un poema en el sobre.