Monday 14 June 2010

10. El quid de la tecnología


    Aquella mañana de domingo Enceflana se levantó inundada de tristeza. No tenía que acudir al trabajo, su marido se había quedado a dormir la mona con los amigotes, su hija se había encerrado en su búnquer subterráneo. Estaba sola, necesitada de afecto, algo que ella jamás reconocía, mas era así, porque dentro de aquella pechera desgarrada latía un corazón que reclamaba cariño, aunque la mente que lo guiaba se obstinase en llamarlo niñato de mierda.
    Enceflana solo tenía una opción para relajar sus necesidades afectivas. Y se puso manos a la obra.
    - Bienvenido al servicio de Telefónica Movistar de España. Si su consulta es para el número desde el que llama, pulse 1 o diga "este mismo".
    - Dolor, mi número es el dolor... -dijo Enceflana.
    - Perdone, pero no entiendo -dijeron al otro lado de la línea.
    - Qué va a entender tú... Pero está bien, este mismo, si es lo que deseas.
    - Gracias. De las siguientes opciones, diga cuál es la que desea: mi tarifa, mis servicios, mis números favoritos, mis sms, quiero cambiar mi teléfono, viajo en el extranjero, curso aprendo a hablar por teléfono.
    - Estoy sola, ¿entiendes?
    - Perdone, pero no he entendido.
    - Que estoy sola, que necesito hablar con alguien.
    - De las siguientes opciones, diga cuál es la que desea: mi tarifa, mis servicios, mis números favoritos, mis sms, quiero cambiar mi teléfono, viajo en el extranjero, curso aprendo a hablar por teléfono.
    - Tú no lo entiendes, pero cuando la gente te da la espalda, cuando no te entienden que tu olor de sobacos, tu bigote, la bruja que llevas dentro cuando te cabreas es una cuestión hormonal, que no soy yo, que soy buena chica...
    - Vuelva a llamar. Gracias.
    Se cortó la comunicación, pero Ence, inasequible al desaliento, siguió marcando el número gratuito de atención al cliente de Telefónica Movistar de España.
    - Bienvenido al servicio de Telefónica Movistar de España. Si su consulta es para el número desde el que llama, pulse 1 o diga "este mismo".
    - Yo entiendo que no entiendan -siguió Enceflana-., pero al menos podían hacer un esfuerzo. Es muy duro ser especial, tener un buen fondo como yo, pero no saber mostrárselo a los demás...
    - Perdone, pero no entiendo -dijeron al otro lado de la línea.
    - ... aunque, al final, claro que deja huella en mi corazoncito, este tonto. Pero en fin, que pese a todo, creo en las personas humanas, yo lloro viendo películas de Van Damme y Schwarzenegger, soy toda sensibilidad, qué se pensarán ellos...
    - De las siguientes opciones, diga cuál es la que desea: mi tarifa, mis servicios, mis números favoritos, mis sms, quiero cambiar mi teléfono, viajo en el extranjero, curso aprendo a hablar por teléfono.
    - ... pero aún así me marginan, creo que me tienen envidia, saben que puedo ser la líder, que si no lo soy es por buena. ¡Ay! Qué pena, señor, pero es que hay veces que no puedo ni quedar pa tomar un cafelito, yo que tengo tan buena conversación, que sé hablar de too...
    - Vuelva a llamar. Gracias.
    Enceflana llamó, en aquella mañana, veintiséis veces seguidas, todo el tiempo contando, contando, contando.
    Al final de la mañana, el ordenador de Telefónica Movistar de España que acogía el programa de locución y las opciones de respuesta automática, entraba en depresión. Los técnicos de Telefónica Movistar de España solo pudieron certificar eso, que por primera vez en la historia de la humanidad, un ordenador sufría estrés laboral y entraba en depresión, sin que ninguno de ellos llegase a intuir las causas.

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