Sunday 13 June 2010

7. Conócete a ti mismo... pero no tanto

    Enceflana había decidido acudir al confesionario. A pesar de todo, ella era católica, poco practicante, sí, pero católica. No había cambiado sus creencias desde que había hecho la primera comunión, tan solo había dejado de observarlas, pero la teoría era la misma.
    Por eso, aquel jueves, después del trabajo, acudió a su parroquia. No había ningún feligrés en la cola del confesionario, por lo que fue directamente al sacerdote. Se arrodilló en el lateral. No podía ver, como era natural, al cura, porque este estaba detrás de una celosía muy artística que tan solo permitía adivinar su silueta.
    - Ave María Purísima.
    - Sin pecado concebida -respondió el cura con voz cansina, se notaba que ya ni el morbo lo movía a oír confesiones.
    - Padre, me acuso de ser envidiosa, manipuladora y mentirosa.
    - Bueno... lo normal. Eres mujer...
    - Oiga...
    - Nada, nada, pecadillos veniales.
    - Pero mire, yo soy muy mala, lo confieso. No puedo evitarlo.
    - Nada, nada, tranquila, nada que con diez avemarías no se perdone.
    - No me está entendiendo, yo soy una bruja.
    - Todas las mujeres, en el fondo, sois brujas -sentenció el cura, al que se notaba que estaba ya bostezando de aburrimiento, lo contrario que Enceflana, que comenzaba a irritarse con aquel cretino, por muy cura que fuera.
    - No me toque los cojones...
    - ¡Huy, eso sí que es pecado mortal!
    - Usted es un gilipollas.
    - ¡Puta pecadora, te quemarás! -amenazó el cura, que ya había salido del sopor.
    Enceflana, ya fuera de sí, notó que sus cabellos se erizaban sin control, que sus manos emitían calor y que de su boca surgía una frase en sabe dios qué idioma, con voz de camionero ronco y habituado a la cazalla:
    - Creatura mudata, in foetore fecundata.
    Dentro del confesionario sonó un 'chof' bastante raro. Enceflana se asomó con cuidado tras la cortina. Allí estaba el cura... bueno, no exactamente como unos segundos antes, en realidad había un sapo con sotana que la miraba con ojos como platos desde el asiento. Hasta las gafas seguían en su sitio. Era una pocholada de bicho, si no fuera porque estaba embrujado.
    Enceflana miró alrededor. No había nadie en la iglesia. De puntillas salió del templo como si no hubiera pasado nada.
 

1 comment:

  1. Ajajajaja Muy bueno!!!! Me aprenderé la frase "Creatura mudata, in foetore fecundata". Ya veré a quién la aplico.

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