Thursday, 17 June 2010

16. Las apariencias desengañan

    El marido de Enceflana se despertó con una agradable sensación en los labios. Se quedó unos minutos en la cama regordéandose del cosquilleo que le recorría la boca, hasta que Enceflana se acabó despertando debido al sonido de aquellos labios que estallaban.
    - Te veo muy contento esta mañana... -le comentó ella en cuanto abrió los ojos.
    - Bueno, es que esta noche has estado muy cariñosa... -dijo él con voz picarona.
    Ella frunció el ceño y le espetó:
    - Tú sueñas, macho...
    - Pero ¿y los besos?
    - ¿Qué besos? -preguntó ella mientras se arrebujaba bajo las sábanas no queriendo saber nada más del tema.
    En ese momento, también de debajo de las sábanas, salió Josefo, la mofeta mascota de su esposa.
    El marido, en vez de correr a lavarse los labios con lejía, se quedó pensando en cómo era posible que una mofeta supiera besar con más arte que su esposa.

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